domingo, 7 de noviembre de 2010

Promesas bajo las estrellas (6)

A Danna siempre le había gustado pasear por los alrededores de la casa de campo cada vez que iba. La primera vez que estuvo en ese bosque encontró una charca de gran tamaño con una pequeña cascada que la alimentaba. Alrededor había muchos árboles con inmensas copas que desplegaban sus ramas y se entrelazaban con las de los otros dejando pequeños huecos por los que penetraban los rayos de sol que iluminaban la zona perfectamente. El agua parecía mantener un estado de máxima pureza ya que se veía toda transparente. Un camino rodeaba la charca simulando una escalera de caracol alrededor de ella, la cual se encontraba en el centro, al final del camino. Así que siguiendo el camino donde comenzaba la descensión se podía ver la charca completamente desde arriba. Danna estuvo andando durante un rato hasta que llegó al lugar. Cuando comenzó a bajar oyó cantando a alguien, tenía una voz preciosa, se asomó por el hueco de un matorral que había en un lado del camino y se quedó anonadada al descubrir que era la voz provenía de André.

Este se encontraba inclinado frente a la charca refrescándose la cabeza con el agua que estaba recogiendo con sus manos y peinándose el pelo hacia atrás con los dedos mojados. Las gotas de agua se deslizaban por su torso desnudo iluminado por los rayos de sol que se colaban por las copas de los arboles, comenzado por sus pectorales hasta llegar a sus abdominales donde cada gota tomaba un camino distinto.

Ahora que tenía el pelo echado hacía atrás su cara se veía completamente. Su piel morena mojada junto con sus ojos azules cristalinos le hacían a Danna verle de una forma muy atractiva llegando a crear un estado de hipnosis en esta mientras observaba la escena oculta desde el matorral. En ese momento sin darse cuenta Danna pisó una rama haciéndola crujir de tal manera que André alzó la vista y esta se agachó inmediatamente. Después de unos segundos volvió a mirar pero André ya no estaba allí. Pensando que estaba sola, se incorporó y se dispuso a bajar. Al dar unos pasos vio que André estaba parado en mitad del camino y la observaba de forma simpática. No parecía estar sorprendido de verla allí, tenía una mirada que daba a entender que sus presentimientos eran ciertos.

-Hola -dijo Danna de forma tímida evitando mirarle a los ojos. Se sentía avergonzada al pensar en la idea de que él se hubiera dando cuenta de que le estaba observando a escondidas.

André se acercó de forma peligrosa hasta que su torso quedó a apenas un centímetro de la fina camiseta que Danna llevaba. Podía notar su piel fría y mojada. Él le levantó la cara hasta quedar a la altura de la suya con el fin de que ella le mirara a los ojos.

Sus labios apetitosos y sexys se iban acercando poco a poco a los de Danna. Estos parecían tener ganas de jugar con los de ella. A cada milímetro que se acercaba Danna se iba derritiendo cada vez más. Sentía una atracción imposible de frenar. Los nervios hicieron que entrara en un estado de éxtasis, se sentía avergonzada por estar en ese estado. Sus mejillas ardían y su mirada estaba perdida en sus labios. Nada parecía ser importante alrededor de ellos. En ese instante solo existían ellos y el mundo que habían creado. Ella que tenía situada ahora su mano en un lado del pecho de André notaba con fuerza los latidos de su corazón agitado. Ya se estaba haciendo a la idea de un beso cuando él dijo de forma burlona:

-Sí que tienes ganas de que te bese.

Danna se sintió avergonzada y enfadada, tenía ganas de salir corriendo, el hecho de que André se estuviera burlando de ella dañaba su orgullo. Estaba dolida y era tan orgullosa que se alejó de él unos pasos.

-Solo estaba actuando, ni siquiera quiero que me beses, lo haces fatal -dijo enfadada.

-Estás mintiendo –respondió André sonriendo.

Danna le dio la espalda y dijo:

-Yo no miento, olvídate de mí, -dijo de una forma que hasta ella se lo hubiera creído, -me voy.

André la cogió del brazo y la puso de espaldas contra un árbol. Colocó sus manos al lado de la cabeza de Danna dejando un espacio mínimo entre ellos y dejándola sin escapatoria.

-Dime que no me quieres y me iré, te dejaré en paz para siempre.

Danna se debatía entre su orgullo y sus verdaderos sentimientos. Si decía que le quería, ¿dónde iba a quedar su orgullo? aun se sentía dolida y enfadada pero si le decía que no le quería dejándose llevar por su orgullo, le perdería para siempre. No sabía que hacer, mirando al suelo pensaba en otra alternativa. Por fin levantó la cabeza y acertó a decir:

-No te quiero… -André bajó sus brazos y miró al suelo abatido, -te amo.

Al acabar la frase André levantó la cabeza y en su cara se dibujó una sonrisa que desbordaba felicidad, sus ojos brillaban como si saltaran de alegría. Danna se acercó a él y le abrazó con todas sus fuerzas, lo cual posteriormente correspondió con un beso apasionado.

Cuando el beso terminó, ambos se miraron a los ojos mientras respiraban entrecortadamente sintiendo como sus corazones agitados se iban tranquilizando. Sus labios estaban rojos e hinchados. No sabían cuanto tiempo podían haber estado así, tan solo sabían que nada en ese mundo podía explicar la sensación que sentían en ese momento.

-Bueno, creo que debería volver, Isabella y Anne tienen que estar preocupadas por mí.

-Tienes razón, Chad debe estar preocupado también. Le dije que iba a refrescarme y que volvería enseguida -dijo mientras se ponía la camiseta que había llevado colgada todo tiempo en el bolsillo trasero del pantalón.

-Por cierto ¿qué haces tú por aquí? –Danna estaba realmente sorprendida de habérselo encontrado allí.

-Quedé con Chad para venir aquí con la bicicleta. Hacía tiempo que no quedábamos para ir de excursión.

-Bueno, pues supongo –dijo mirando hacia el suelo -que ya nos ver...

-Vente conmigo, vamos a buscar a Chad y luego podemos buscar a Isabella y Anne, -dijo interrumpiendo a Danna, -así podemos juntarnos todos.

Danna sonrió de forma amable.

-Es una buena idea.

-Ahora que te he encontrado no te voy a dejar ir tan fácilmente, -le dijo guiñándole un ojo, -vamos –y tendió su mano para que Danna la agarrara.

Esta se sonrojó y la estrechó con fuerza y metiendo sus dedos entre los de André quedando así sus manos totalmente entrelazadas.

Caminaron durante un rato. Tras pasar continuamente por un paisaje repleto de arboles que parecían idénticos y que provocaban confusión y desorientación, fueron a parar a un rio muy grande. Sus orillas estaba repletas de piedras de color blanco, el agua cristalina las bañaba de forma juguetona moviéndolas a su antojo. Alrededor de él se centraba una niebla blanquecina que aunque no ocultaba el paisaje por completo, si dificultaba la visión.

André le soltó la mano, se arrodilló en la orilla y señalando el agua dijo:

-Mira qué cantidad de peces ahí.

Se agachó para poder verlos y se quedaron observándolos. Él la salpicó y Danna para vengarse hizo lo mismo. Después cruzaron el rio y siguieron caminando hasta llegar al camino donde Chad tenía las bicis apoyadas contra un árbol y donde él se encontraba tumbado a la sombra. Cuando los vio acercarse los miró sorprendido y dijo:

-Pensé que te había pasado algo –dijo sonriendo al verlos tan juntos.

-Pues no parecías estar muy preocupado –contestó André riéndose.

-Bueno, tú tampoco parece que estuvieras preocupado porque yo lo estuviera, y además estabas muy bien acompañado por lo que parece. -dijo con mirada cómplice -Hola Danna.

-Hola Chad –dijo con una leve sonrisa.

-Por cierto, no te he preguntado qué hacéis Isabella, Anne y tú en esta zona –preguntó André con curiosidad.

-¿Isabella y Anne están también aquí? -preguntó a su vez Chad asombrado.

- Es que tengo una casa aquí cerca, vine a pasar el día con mis padres e invité a Isabella y Anne. Salimos a dar una vuelta y les dije que iba a ver una cosa y que volvía en un momento. Iba en busca de mi lugar favorito el cual descubrí cuando era pequeña y desde entonces siempre que vengo aquí voy a pasear por allí. Pero cuando estaba llegando descubrí que André lo había invadido.

-Con que la charca esa es tu lugar favorito, –dijo André con gran interés, -no has terminado de contarnos.

Ella le miro de forma interrogante.

-Te falta decir que cuando me viste, te escondiste y estuviste observando cómo me refrescaba.

Danna notaba como su cara comenzaba a arder por la vergüenza. Se había puesto completamente roja.

-Eso no es verdad –dijo Danna indignada mientras Chad comenzaba a reírse.

-Es broma princesa –le dijo André dándole un beso en la frente.

-Vamos tortolitos –Chad cogió una de las bicis y comenzó a moverse.

-Tenemos que ir a buscar a Isabella y Anne –dijo André dirigiéndose a este.

-¿Sabrías desde aquí dirigirnos hacia la casa? -preguntó Chad dirigiéndose a Danna.

-Lo siento pero no. Solo puedo deciros que está en mitad de un campo abierto, que es de piedra y que tiene unas grandes vayas negras en forma de enredaderas.

-La conozco, creo que ya sé donde está -dijo André.

-¿Estás seguro? –dijo Danna preocupada.

-Sí, solo necesito adelantarme un momento con la bici para asegurarme, esperarme aquí, -André se montó en la bici y se fue, dejándola sola con Chad.

Danna se dio la vuelta y fue a sentarse debajo del árbol en el que momentos antes había estado tumbado Chad y este la siguió.

-Ya me ha contado André que estáis saliendo.

-Bueno, tanto como saliendo… -dijo intentado quitarle importancia al asunto.

-Da igual como lo llames, lo importante es que ambos os queréis.

-¿Te refieres a que somos correspondidos? –preguntó para confirmar.

-Sí. La verdad es que tenéis suerte, no todo el mundo es correspondido.

-Lo dices como si tú fueras uno de ellos.

Chad miró al suelo buscando algo que aliviara su tristeza. Danna entendió eso como una respuesta afirmativa.

-Y ¿por qué crees que ella no te quiere?

-Porque quiere a otro.

Danna comenzó a pensar en la idea de que ella cumplía esos patrones, ¿qué haría si esa chica de la que Chad hablaba era ella?

-¿Quién es?

Chad la miró con un poco de inseguridad, timidez y desconfianza.

-Anne.

Danna se quedó con la boca abierta. Ahora lo entendía todo, Chad estaba enamorado de Anne pero no era correspondido porque ella quería a André.

-Prométeme que no se lo dirás a nadie –dijo Chad con preocupación.

-Será nuestro secreto -dijo de forma amable y comprensiva.

-Gracias.

-¿André sabe que Anne siente eso por él? es más, ¿André sabe tus sentimientos por Anne?

-Sí, él lo sabe todo.

-¿Sabes? cuando Anne se entere de que estoy saliendo con André seguramente me odiará.

-¿Por qué? –preguntó con gran sorpresa.

-Antes de que yo me diera cuenta de mis sentimientos por él, le dije que tenía que olvidarse de él porque André era el típico chico caprichoso que jugaba con las chicas, pero después comencé a saber más cosas sobre él, sobre su vida, y me di cuenta de que no era así realmente. Anne no lo entenderá, estoy segura de que ella pensará que le dije eso para que se alejara de él y así que me dejara el camino libre para estar con él.

-Pues te deseo suerte, Anne es rencorosa y muy cabezota.

Danna suspiró.

6 comentarios:

Unknown dijo...

O.o esta genial... Quier saber que pasará cuan Anne se entere de lo de andré y danna :S

Publiquen pronto !

J.P. Alexander dijo...

Uy que anna lo dejaron interesante soñadores. Les mando un beso y una linda semana

αṉģÿÿ dijo...

¡Hola amiga! Pasé para saludarte y decirte feliz semana.
Tienes premios en mi blog,espero q te gusta...Besos;Angy
((^Out of the Blue^))

http://checktheseblueskiesout.blogspot.com/2010/11/premios-para-lunes-con-lobos.html

Alice dijo...

El capitulo esta geniallll ^^ me encanta el jueguecito que se traen André y Danna que si ahora si que si ahora no. Pero por otra parte me da muchisima pena el pobre Chad que está sufriendo por culpa de Anne. No me imagino el cabreo que se va a pillar esta cuando se entere de lo de Danna y André. Espero con muchisimas ganas el siguiente :D

Cynthia Rieckhof dijo...

Siiii!!! De vuelta Andree!! Que bien se les ve, es verdad pobre Chad y pobre Anne, puff seguro se va a enfadar muchisimo.

Cynthia Rieckhof dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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